Manuel Antín se despidió dejando un legado de talento y enseñanzas que marcaron a gran parte del cine argentino. Oriundo de la provincia de Chaco incursionó en el cine en diferentes roles. Tanto como director, guionista o productor.

Su mirada a través de la cámara marcó una generación que, muy influenciada por la Nouvelle vague, trajeron a la argentina una mirada más rupturista del cine. La generación del 60 fue la que marcó en el cine argentino una forma de hacer y contar.

Manuel en su rol de director forjó una amistad muy intelectual y poética con Julio Cortázar. Quien le permitiera adaptar sus cuentos en películas. Esta amistad tuvo como consecuencias a “La Cifra Impar” (1962) y “Intimidad de los parques” (1965).

Así mismo tuvo la ardua tarea de asumir como Director del INCAA en la vuelta a la democracia en 1983.
Pero sin dudas su legado más grande es la Universidad Del Cine que fundó en 1991. No solo le bastó con hacer cine sino que también lo enseñaba. La universidad del cine formó a gran parte de la industria cinematográfica argentina.
En sus inicios Manuel se plantea si hacer una productora que enseñase o una universidad que produzca. Bajo esa premisa permitió que los estudiantes que pasaran por ella hicieran muchas producciones durante su formación. La naturaleza práctica de la universidad hizo que esté muy bien equipada y con todas las condiciones para la producción cinematográfica. Creando así un espacio seguro donde poder experimentar y poner a prueba la creatividad.

Desde la Universidad de Concepción del Uruguay agradecemos profundamente la beca otorgada a un estudiante local y hoy parte del equipo de UCU. Esperamos en el futuro seguir con esta unión que promueve el desarrollo creativo en la ciudad y en la región.